Por MUSEOVIRTUALBEGUI
Antonio, buen comerciante y mejor vecino
Quienes viven (vivimos) en el Barrio Marítimo desde los inicios de su construcción, allá por principios de la década del 70, seguramente recuerdan que en ese entonces el barrio era algo así como un oasis en medio de la nada. Toda la zona circundante, hoy densamente poblada, era campo abierto.
Para hacernos de los elementos indispensables para nuestra vida diaria dependíamos exclusivamente de vendedores ambulantes. Es que las dificultades económico financieras que se vivían en el país en aquellos momentos habían impedido, por falta de financiamiento, la construcción del sector comercial que en principio estaba previsto.
En ese contexto, uno de los primeros locales comerciales que se instaló en el lugar fue el de venta de artículos del hogar, "Juárez Confort", en la calle 131 casi esquina 52 Su titular, Antonio Juárez, provenía de la Capital Federal, donde en la zona de Constitución tenía un local en el que vendía televisores armados por él mismo y otros artículos relacionados con el rubro Se mudó al barrio en 1971 y en los primeros tiempos vendió productos "puerta a puerta", hasta que junto con un socio instaló el negocio antes citado. "No fueron tiempos fáciles -rememora Antonio- fui estafado por mi socio y tuve que rematar lo poco que quedaba en el local para poder salir adelante".
"Sin embargo, pude reponerme y al poco tiempo abrí otro local a dos cuadras del anterior y a partir de allí fui progresando constantemente", prosigue Antonio. El hecho es que hoy en día "Juárez Confort" se ha transformado en uno de los principales comercios del ramo de la zona sur del Gran Buenos Aires. Su casa central se levanta en la esquina de la calle 53 esquina 129. Frente a esa ubicación, lindero a la Galería Patio del Sol, se halla el anexo de venta de colchones y sommiers. Además, cuenta con tres sucursales en Hudson, Berazategui y Quilmes. Y en poco tiempo abrirá otra en Plátanos, sobre la Av. Néstor Kirchner, (ex Mitre). Actualmente ocupa en todos sus centros de atención a unas 40 personas.
Y a todo ello hay que agregarle, aprovechando las nuevas tecnologías, las ventas realizadas a través de internet, cuyo volumen equivale a una sucursal más. Cuando le preguntamos qué siente, comparando la exitosa realidad actual con lo difícil que fueron los primeros tiempos, Antonio sonríe y expresa que, al igual que cualquier empleado en relación de dependencia, siente la satisfacción de haber progresado laboralmente como resultado de su esfuerzo, constancia y dedicación.
No duda que una de las principales causas de su éxito comercial fue el otorgamiento de créditos a sola firma, confiando en la palabra de los compradores, en tiempos en que ese tipo de relación comercial era usual.
Al preguntársele sobre la incidencia en sus ventas que puede representar la existencia de otros comercios del rubro en los alrededores, responde que entiende que la sana competencia siempre es conveniente porque sirve para dimensionar las propias decisiones a adoptar en la política comercial y que los buenos precios, la excelente atención y la calidad de los productos siempre fueron factores fundamentales para el éxito comercial.
Le interrogamos sobre la participación de sus hijos en la empresa y Antonio nos responde que nunca obligó a sus hijos en ese sentido y que ello se fue dando con el tiempo y con la madurez que dan los años.
"Actualmente todo está a nombre de ellos -dice Antonio-, porque creo que así debe ser para que asuman la total responsabilidad, y los resultados están a la vista con la notable expansión comercial producida en los últimos años, fruto de su empuje y capacidad". Pero aun habiendo dejado sus negocios en manos de sus hijos, a Antonio se lo ve diariamente recorriendo su local charlando con sus vecinos y amigos, esos que ha adquirido a través de su larga actividad comercial, y también brindando asesoramiento e interesándose en las necesidades de los compradores que ingresan al negocio
Dejando de lado el aspecto comercial, acotemos que Antonio siempre fue un vecino comprometido con las necesidades del barrio, participando en los primeros tiempos en la cooperativa de servicios local y, como comerciante, colaborando con las instituciones intermedias de la localidad.
Hoy, con sus muy bien llevados 81 años y luciendo un estupendo estado físico, Antonio aprovecha para disfrutar al máximo del tiempo libre y salir a caminar, su actividad favorita. ¡Y bien merecido que lo tiene!